Querida Huelva;
En este mismo momento, te escribo y pongo mis cinco sentidos, porque ahí está mi alma, con figura de una flor humana, y mis pensamientos. Me acuerdo mucho de ella las veinticuatro horas del día, la verdad.
Querida Huelva, por donde pasa esa dama, me gustaría poner todos los sentidos relativos, porque me alegra mucho su voz suave.
En mi vida no hay otras flores humanas, no hubo, ni hay, ni habrá, pues solo estará Pepi para siempre. Nunca voy a dejarte, prefiero la muerte antes. Tu eres ese oxigeno que yo buscaba ya hace tiempo. Tú piensas que hay otras y no es así, te lo juro por mis muertos y si lo tengo que jurar con mi propia sangre, lo hare; mi amor real eres tú.
También te diré, que desde que deje de hablar contigo estoy muy mal, y pienso que algo en mi cuerpo está mal, pero gracias a dios, el médico ha venido a verme y me ha dicho que no tengo nada. Eso me ha dado mucha alegría y fuerza para poder estar contigo. Si no puedo estar contigo, Pepi, prefiero la muerte, te lo digo claramente; tú fuiste, eres y serás quien esta y ocupa mi corazón y mi mente.
Me encuentro muy aburrido y amargado desde que no hablo contigo, porque tú eres todo en mi vida, y si tú no estás, esto ya no es vivir. Quiero decirte mas, mi vida no vale nada si tu no estás a mi lado, no me importa donde sea. El día que hable contigo por primera vez, vi una luz en mi vida, por eso, tú y siempre tú, ocupas mi corazón, puedes hacer con él lo que quieras.
Quiero decirte, las veces que sean necesarias, que no hubo más mujeres en mi vida, solo tú, ya lo sabes; y nos es broma, te estoy diciendo la verdad.
Y ya pongo fin a esta carta, con un deseo de esperanza para este hombre que está enamorado de una dama muy valerosa, en todos los sentidos, como ser humano y como mujer.
Recibe un ramo de besos en señal de mi corazón, siempre estás conmigo, hasta dormido.